Los taladros eléctricos portátiles son unas de nuestras herramientas más útiles y, con cuidado, pueden ser de las más seguras. Sin embargo, los taladros eléctricos pueden ser peligrosos si no se presta atención a su manejo. Pueden causar lesiones de muchas maneras: golpes causados por material taladrado que salta, trozos de material taladrado que salen despedidos y van a dar en los ojos del usuario, una broca que penetra o perfora la carne (habitualmente la pierna) del usuario y las descargas eléctricas que recibe el usuario.

Cuando los taladros son tratados con dureza, se dejan caer o se golpean contra algo, o cuando se mojan, su material aislante se debilita. Sin el aislamiento apropiado, el taladro que sujeta en la mano puede tener corriente y, si usted se para en un lugar húmedo, se sienta en una viga de acero o en una chapa de piso, o si está muy sudado, puede recibir una descarga eléctrica que podría resultar mortal.

Antes de empezar a taladrar, observe el taladro con detenimiento. Localice los posibles riesgos y decídase por un plan de acción seguro. Éstos son algunos puntos que debe revisar:

  • El taladro – ¿Está limpio? Si está sucio u oxidado, márquelo con una etiqueta y devuélvalo al departamento de suministros para que lo limpien. Compruebe que la velocidad de taladrado sea la correcta para el trabajo en cuestión. Apriete el interruptor para asegurarse de que no esté demasiado flojo ni demasiado duro y de que la electricidad deje de circular al soltarlo.
  • La broca del taladro – Compruebe que haya entrado recta en la mordaza. Sujete el taladro y póngalo en marcha durante un momento. La broca debe girar perfectamente y sin bambolear. De no ser así, la broca no está recta o ha entrado torcida en la mordaza. Si la broca está afilada se sujetará sin mucha presión.
  • El cable – Revíselo por si tuviera cortes, alambres sin cubrir y por si las conexiones al enchufe o al alojamiento estuvieran flojas. A menos que el taladro posea aislamiento doble, asegúrese de que esté puesto a tierra y de que no se haya cortado la tercera patilla del enchufe. Use solamente cables de extensión puestos a tierra y que estén colocados de manera que no ocasionen tropiezos. Por motivos obvios, no es deseable que le arranquen de golpe el taladro eléctrico de las manos; además, si otra persona se tropieza con el cable, los dos podrían resultar lesionados.
  • Tropiezos – Revise el piso por si hubiera objetos sueltos o fijos. Cuando está concentrado en taladrar, es fácil tropezar con algo inesperado.
  • El taladrado – Iniciar la perforación al ángulo correcto y mantenerlo recto requiere mano firme y cuidado. Si no se sujeta el taladro en la posición correcta, la broca podría curvarse o romperse, haciendo que el metal salga despedido. Utilice un punzón puntiagudo para empezar a taladrar correctamente.
  • El material – Al taladrar metal hay que tener en cuenta la dureza del material. Los metales muy blandos, como el cobre o el aluminio, se cortan con poca presión. El acero duro necesita una broca distinta. Se deberá ejercer mayor presión, aunque debe actuarse con precaución, ya que la presión excesiva podría recalentar el taladro y hacer que éste se trabe.

Una vez que termine de taladrar, halle un lugar seguro donde dejar el taladro. Instale un gancho para poder colgarlo y que no estorbe, a la vez que se tiene a la mano. Nunca deje el taladro enchufado cuando no lo esté usando. Cuando vaya a guardar el taladro o lo transporte a un lugar de trabajo, extraiga la broca. Esto elimina la posibilidad de que se lo hinque usted mismo o a un compañero; incluso las brocas no afiladas pueden penetrar fácilmente en la carne.