La piel bien bronceada puede tener una buena apariencia, pero los rayos solares pueden causar serios problemas cuando la piel se expone demasiado. La radiación solar daña la piel. Además de una quemadura, se sabe que los rayos solares causan diferentes tipos de cáncer de piel, incluyendo melanomas fatales.

El tener la piel bronceada o ser de piel oscura no elimina la necesidad de protegerse contra los rayos ultravioletas (UV) del sol. La mejor precaución es exponerse al sol lo menos posible, pero si su trabajo requiere que usted se encuentre a la intemperie y al sol, use loción protectora y cúbrase la piel con una camisa de manga larga, un pañuelo en el cuello y un sombrero o visor.

Las lociones protectoras pueden hacer que usted pueda pasar más tiempo bajo el sol con menos peligro por los rayos UV. La Academia Americana de Dermatología recomienda el uso de la loción protectora más fuerte para su tipo de piel. Un factor de protección de la piel (SPF, por su sigla en inglés) de 15 es una buena regla general; las personas con piel muy blanca deben usar un factor mayor. Aplique abundante loción protectora sobre la piel siempre que se encuentre bajo el sol, inclusive en días nublados o con niebla.

La loción protectora se debe volver a aplicar con frecuencia, especialmente cuando se suda bastante, al menos cada dos horas según las recomendaciones de la Academia. Tenga en mente que ciertos medicamentos y cosméticos pueden aumentar su sensibilidad a los rayos solares.

Protéjase también los ojos contra la luz solar. Use anteojos para el sol, visor, sombrero o una combinación de los mismos. No sólo es importante protegerse los ojos contra los nocivos rayos UV que pueden causar cataratas, sino que la mala visión por entrecerrar los ojos puede presentar un peligro para su seguridad.